Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

"Probervios y Cantares" (Antonio Machado)

martes, 15 de febrero de 2011

COYUNTURA y TUNEZ y EGIPTO.

Acostumbro a decir que me encuentro entre esas personas que no creemos en el destino y “entes” similares. Sin embargo creo firmemente en el concepto de oportunidad, tanto temporal como espacial. Seguramente todos hemos pensado que nuestras vidas serían diferentes si hubiésemos o no estado en un determinado lugar y en un determinado momento. En las últimas semanas me abordan mil ideas en torno a los acontecimientos que están dándose en Egipto y todo lo que de esto se deriva. Desde la reacción internacional a la opinión pública más cercana a cada uno de nosotros.
Las oportunidades “espaciales” que tenemos los que vivimos en Europa (tampoco nos confundamos, son oportunidades que nuestros propios padres no tuvieron), la oportunidad en el ”tiempo” que disfruta la república Tunecina (no olvidando que hoy día se habla de más de 200 muertos para una revolución pacífica), que ha conseguido en unos días lo que tiene aspecto de no resolverse en Egipto (*) en los próximos meses.

Si echamos un vistazo al diccionario (sana y olvidada costumbre), coyuntura es la “combinación de factores y circunstancias que, para la decisión de un asunto importante, se presentará en una nación”.
Muchos son los miedos que rondarán la cabeza de esos millones de seres humanos cuyo destino, sea por la coyuntura o por la oportunidad, está en manos de un pequeño grupo de megalómanos cuyos intereses sociales, económicos, políticos, geoestratégicos, al menos a mi, no me quedan del todo claros. Como dice el refrán, “doctores tiene la santa madre iglesia”. Lo que si empieza a quedarme claro es la dramática situación que esos millones de personas están viviendo. ¿Qué ocurrirá cuando las cámaras de televisión se olviden de su realidad? ¿Qué pasará cuando la diplomacia internacional enfríe las exigencias a un gobierno que todos damos por entado es ilícito? ¿Occidente se puede permitir un nuevo cambio en un país de confesión musulmana? ¿Habrá elecciones libres en Egipto en Septiembre?

La experiencia me dice que muy probablemente nos olvidemos enseguida, como nos hemos olvidado del tsunami de Indonesia, del terremoto de Haití o de los mineros chilenos entre tantos ejemplos. Seguramente otras preguntas nos pueden dar alguna pista. ¿Qué ocurriría si triunfa la revolución en Egipto? ¿Es creíble pensar en un efecto dominó entre otros países del entorno? ¿Y entre otros países musulmanes? ¿Es real la desestabilización en torno a Israel si hay un cambio de régimen? ¿Están (estamos) los países europeos dispuestos a colaborar, a presionar para lograra impulsar un cambio político, un cambio en el “orden mundial”? ¿Por qué hay tantas dudas y divagaciones entre los principales dirigentes internacionales? ¿Qué es lo que no quieren decir?
Es muy complicado augurar nada, pero no puedo dejar de preocuparme por lo que es tan obvio que puede ocurrir. La represión sobre los instigadores, la manipulación de la información, unas nuevas elecciones poco o nada transparentes ni legítimas.
¿Somos meros espectadores, o somos frente común con aquellos países que están ahora reclamando lo que nosotros quisimos para nosotros hace ya años?. En la era de los medios, en un mundo donde la tan mencionada globalización nos permite interactuar con cualquier lugar del mundo, ¿nos planteamos realmente cual es nuestra posición ante tales acontecimientos? ¿Es posible tener una posición diferente de la que transmite oficialmente el gobierno de cada país? Solo hay que recordar que esto ya ha ocurrido más veces, como con las manifestaciones pro-palestinos, pro-saharauis, cuando la población, los medios se han manifestado en el mismo o en sentido contrario a la postura oficial del gobierno. Sin embargo, en esta ocasión, estamos en casa viendo una película que no parece tener un guión que vaya mucho con nosotros. No se cuales son los miedos que nos asaltan, pero desde luego, la tibia respuesta institucional y popular en toda Europa, da un poco de vergüenza. Sigue habiendo tabús frente a otras culturas y otros pueblos y no somos capaces de mirar hacia atrás y ver situaciones muy similares en nuestra propia piel. Qué bonito sería bonito sería volver a la revolución de los claveles, y otras tantas que ya hemos olvidado (de la revolución de los claveles a la revolución de los jazmines. Diario el mundo).

(*) Este texto fue preparado en su mayoría antes de la decisión de Mubarak de abandonar el cargo el pasado día 12 de febrero. Sin embargo, al releerlo, salvo algunas frases, creo que sigue teniendo vigencia. Que los miedos que atenazan a la población siguen siendo más o menos los mismos y que la opinión internacional ha movido su foco de atención a nuevos conflictos, dejando que Egipto navegue en solitario hacia su “posible” democracia. Esperemos que sea así y no se tenga que lamentar la tibieza que hasta ahora ha habido. Yemen, Argelia, Irán son otros de los países que están intentando sumarse a esta ola de libertades que tanto le cuesta avanzar. Curiosamente, aquí las posturas internacionales son muy diferentes. ¿son diferentes las posturas ante la democracia? ¿son diferentes los intereses que allí nos ocupan? Veremos cuál es el final, seamos optimistas.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario